jueves, 8 de julio de 2010

Tecnología contra la copia y el plagio

Las universidades buscan contrarrestar las técnicas de engaño de los estudiantes en exámenes y
tareas
Jueves 8 de julio de 2010 | Publicado en edición impresa
Trip Gabriel

The New York Times

ORLANDO.-A medida que la eterna tentación
estudiantil de copiarse ha ingresado en el campo de
la alta tecnología ?no sólo para los exámenes, sino
también para cortar y pegar de Internet y compartir
las tareas online como si fueran archivos de
música?, las universidades han respondido con sus
propios esfuerzos para poder reprimir el engaño.
La mayor innovación contra la copia estudiantil
podría encontrarse en



el centro de exámenes de la Universidad de Florida Central.Allí, las 228 computadoras que usan los estudiantes para rendir sus exámenes están ocultas en el nicho de los pupitres, para que cualquiera que intente
fotografiar la pantalla para ayudar a alguien que rendirá el mismo examen más tarde sea localizado de
inmediato.
Cuando un supervisor ve algo sospechoso, registra el tiempo real de trabajo del estudiante en la
computadora y dirige una cámara para que haga zoom en la pantalla. Ambos conjuntos de imágenes son
grabados como evidencia en un CD. Se permite tener papel para borradores, pero lleva estampada la
fecha y debe ser entregado al terminar el examen. Taylor Ellis, el vicedecano que dirige el centro de
exámenes de Florida Central ?el tercer campus del país en número de inscriptos?, afirmó que la cantidad
de estudiantes que se copian ha disminuido de manera significativa y que sólo se han registrado 14
incidentes de esa clase en los 64.000 exámenes durante el semestre de primavera.
Aunque resulta difícil evaluar cuánto se copian los estudiantes, esa costumbre parece muy extendida en
las universidades. En encuestas realizadas a 14.000 estudiantes en el curso de los últimos 4 años, un
promedio del 61% admitió haberse copiado en tareas y exámenes.
Esa cifra disminuyó respecto del 65% que se registraba a principios de la década, pero el investigador
que condujo las encuestas, Donald McCabe, profesor de negocios en Rutgers, duda que la actividad haya
decrecido. En cambio, sospecha que los estudiantes ya no consideran ciertos actos engaños, por ejemplo,
cortar y pegar algunos párrafos sacados de Internet.
Cuando los nuevos ingresantes llenan los formularios para elegir compañeros de habitación y cursos,
algunas universidades ?como Duke y Bowdoin? les exigen que lean online una clase sobre el plagio.
Nuevos servicios
Los servicios antiplagio, que exigen que los estudiantes entreguen trabajos para ser sometidos a
investigación y determinar si han sido copiados, están en auge. El 55% de las universidades emplean esa

clase de servicios, según datos proporcionados por Campus Computing Survey.
La tecnología antiengaño más popular, la de turnitin.com, es ahora empleada por alrededor de 9500
universidades. Los estudiantes entregan las tareas escritas, que son comparadas con millones de páginas
web pertenecientes a otros millones de trabajos antes de ser enviadas a sus profesores. La empresa dice
que las instituciones que emplean este servicio experimentan una disminución del volumen de plagios.
Andrew Daines, graduado de Cornell, donde integró la junta directiva del Colegio de Artes y Ciencias
dedicada a dirimir casos de engaños, contribuyó con algunas páginas que Cornell agregó el mes pasado
al sitio web de sus estudiantes para enfatizar la integridad académica. Estas páginas incluyen un link con
una clase voluntaria sobre cómo evitar el plagio. "El término «trabajo en colaboración» ha sido llevado a
ese increíble extremo en el que significa, debido a la facilidad del e-mail, que una persona se copia de otra
que ya ha hecho la tarea", dijo Daines.
En el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), David E. Pritchard, un profesor de física, pudo medir
con precisión el volumen de copia de los estudiantes, con un software que había desarrollado para permitir
que resolvieran problemas de física online. Algunos respondían las preguntas con tanta rapidez que, "al
principio creí que teníamos algunos genios en el MIT", dijo Pritchard. Después se dio cuenta de que
estaban copiando las respuestas, en general de los e-mails de amigos que ya habían hecho esa tarea.
Hay también sitios como Course Hero, destinado a compartir trabajos, en el que estudiantes de más de
3500 instituciones suben textos, apuntes de clase y exámenes rendidos.
Algunos educadores han rechazado ese servicio y otras tecnologías antiplagio alegando que presumen
que los estudiantes son culpables; se socava así la confianza que los profesores desean infundir en su
relación con los alumnos.
La Universidad Washington & Lee concluyó que Turnitin era incongruente con el código de honor de la
institución, "que parte de la base de la confianza en nuestros estudiantes", dijo Dawn Watkins,
vicepresidenta del Departamento de Asuntos Estudiantiles. "Estos servicios insinúan que prevemos que
nuestros estudiantes se copiarán."
La clase tutorial de la Universidad de Bowdoin se exige antes de la inscripción, dijo Suzanne B. Lovett,
profesora de psicología. Según Lovett, los estudiantes, cuya edad casi coincide con la de Internet, ven
tantos ejemplos de copiado online de textos, música e imágenes, sin mencionar créditos, que
posiblemente no entiendan bien la idea del plagio.
Uno de sus casos más recientes de engaño en Florida Central no tuvo nada que ver con Internet, celulares
u otro dispositivo tecnológico. Un estudiante profusamente tatuado fue descubierto con notas escritas
sobre el brazo. Las había fundido con el arte que cubría su cuerpo.

Traducción de Mirta Rosenberg

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